![]() |
ANDONI CANELA/ARCHIVO
Una bandada de flamencos sobrevuela una de las lagunas de Doñana |
El director de la Estación Biológica de Doñana, Miguel Ferrer, explicó que la subida del arsénico en las aves podría deberse a una mejora de la acidez (ph) de las aguas de Entremuros, que en cambio provoca un mayor nivel de absorción. "Hemos detectado que el arsénico se está liberando de forma más lenta que otros metales y aunque su presencia en las aves seguirá en aumento, esperamos que empiece a bajar en poco tiempo", indicó. El arsénico es un potente cancerígeno y es capaz de provocar mutaciones genéticas como las detectadas en las cigüeñas del entorno de Doñana.
Nombela restó importancia a la aparición de un 6% de cigüeñas con malformaciones genéticas. "Se trata de un número reducido en una zona pequeña y podría tratarse de una infección vírica que pudo verse activada por la ingestión de tóxicos", dijo. El informe es bastante más contundente al afirmar que "los análisis preliminares parecen indicar una relación con la contaminación de metales, especialmente el arsénico". El estudio de la zona afectada recoge el dato positivo de que se está recuperando la población de nutrias, aunque "los niveles de contaminación detectados en los excrementos (de las nutrias) son mucho mayores que los medidos previamente en otros lugares". Lo anterior indica claramente que la contaminación de metales sigue presente en la zona afectada por el vertido y que las nutrias se alimentan de peces intoxicados.
El resumen del informe señala también que "las poblaciones de aves estudiadas no han sufrido un incremento anormal de la mortalidad que se pueda relacionar con los metales del vertido, con excepción del ganso común, cuya tasa de retorno estimada, aún por confirmar, parece indicar que se produjo una mortalidad de esta especie debida a los metales del vertido, particularmente el plomo". "La Vanguardia" informó la semana pasada que el 20% de los gansos, el mismo porcentaje que resultó gravemente afectado, no regresó en primavera a Suecia, según datos de la Universidad sueca de Lund, encargada de hacer el seguimiento de estas aves. Nombela declaró que apenas el 1% o el 2% puede atribuirse a la contaminación producida.
En el periodo reproductor de este año, entre el 2,8 y el 10,8% de las aves estuvo expuesto a la contaminación. "Este porcentaje -no indica cuál de los dos, aunque se deduce que el primero- es algo inferior al encontrado en invierno (9,7%)".